“A veces la vida nos da la oportunidad de parar, o al menos de ir
más lentamente para poder ver mejor lo que nos rodea.
Empezamos a tener tiempo y a detenernos a conversar con las
cosas, con los demás y sobre todo con nosotros mismos.
Comenzamos a observar todo lo que llevamos dentro y que no
conocíamos.
Descubrimos lo inmediato, aquellas cosas y personas con las que
siempre vivimos pero con las que no entrábamos en diálogo”.
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